Resulta paradójico que las más de 1400 acuarelas que componen el Códex Trujillo del Perú, editado por el obispo Baltasar Jaime Martínez Compañón, hayan sido principalmente examinadas en función a su indudable valor como estudio etnográfico y científico, mas no tanto así en el contexto de la visualidad peruana colonial.

Este vacío, generado probablemente debido a su estilo “popular”, así como a la calidad variable de las imágenes que lo componen; sin embargo pasa por alto su trascendencia iconográfica como expresión del encuentro entre lo ilustrado y lo “semi medieval” (en la acepción que le da Stastny al referirse a lo colonial como anacrónico en relación a lo europeo) (2013, p. 120). En ese sentido, el objetivo del presente trabajo es demostrar la hipótesis de que estas acuarelas, producto del encuentro de formas de pensar pertenecientes a temporalidades distintas basadas en la relación metrópoli-periferia, pueden encarnar las primeras manifestaciones peruanas de una representación que busca describir el espacio natural.